sábado, 1 de febrero de 2025

 Por el East River y el Bronx iban las muchachas desnudas, haciendo de sus vientres un amasijo terco de entrañas y movimientos. Los negros extraían la plata con sus picos de acero y lo inmensos barcos cantaban nanas agitando las aguas del muelle. Daba miedo el soberbio patrón que iba con un látigo. Daba miedo la sibilina figura de la dama del patrón que hablaba entre dientes, maldiciendo a la raza negra desde que amanecía hasta la noche. Los negros los tenían miedo, más que al pico afilado. No podían decir nada porque la horca les esperaba si se ponían soberbios con los soberbios. Tenían que ser humildes y darle al pico y sacar la plata. Darle al pico y sacar la plata, así todo el rato. Pero había una canción que cantaba al patrón. Una triste canción que cantaba al patrón para hacerlo todo un poco más amable.

Si te oprimen, di que no.

Si te oprimen, canta una canción.

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