lunes, 10 de febrero de 2025

 La mañana crece como una planta, como crecen las ideas en una persona despierta, como crece el miembro viril cuando se excita. Los programas de la tele no hacen más que confundir a la gente pues cuentan medias verdades o verdaderas gilipolleces. No hay que fiarse de un solo telediario pues cada telediario tiene su amo. Es como los periódicos, dan las noticias que convienen a alguien que paga. Hay que informarse de la gente de la calle: qué les ocurre a los taxistas, a los pintores, a los albañiles. Y así te haces una idea de lo que pasa alrededor. Es como un taxista que habla con su cliente, en una conversación que puede parecer banal, pero el taxista se informa. El taxista es como un termómetro de cómo anda la cosa laboral, la cosa sanitaria o educativa. Porque la gente habla, quiere desahogarse. Y lo hace con un taxista como lo pudiera hacer con un hermano, con su mujer, con su marido.

La gente se comunica.

Comunica problemas, deseos, ansias de vivir, quejas y aspiraciones.

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