Entre rumores de sol abierto escucho la creación. Las verdes hojas de los árboles, agitarse. Los trinos de los pájaros, estremecerse en un viento dulce. Incluso oigo el temblor de los insectos horadando y chupando dulces despojos de la tierra. Las gentes salen a la calle y dan su vida al calor del día, llenan la mañana de gestos y parabienes que salen de sus bocas amables. Yo me siento bien también si no fuera por un aviso que tengo rayándome la conciencia, que me toca y me dice ten paciencia. Yo me siento bien en el día, sin estorbos absurdos, sin comportamientos extraños y por eso me siento libre de todo ello. Y me fijo en las esquinas de las calles que rompen la luz diseminándola en rayos de abundancia tranquila.
Muerden los perros aunque sean mansos.
Los perros son animales, son animales.
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