martes, 11 de enero de 2022

Vivimos en paz en occidente. Pero también vivimos una guerra soterrada. Parece que los viejos y los enfermos sobran porque consumen muchos recursos. Es la idea que se me ha colado esta mañana en la cabeza. No se puede ser viejo en estas épocas decadentes. Tampoco enfermo porque también estorba. La gente piensa en pasárselo bien a toda costa y los viejos y los enfermos no cuentan para esa juerga continua. Me he levantado, he tomado café en un bar y me he ido a pasear. Y viendo a gente mayor se me ha metido en la cabeza esa idea. Juan Manuel Serrat tiene una canción que dice: "a los viejos se les aparta después de habernos servido bien." Quizás sea verdad, pero una civilización madura se caracteriza por el trato que da al diferente y al débil. Y no es eso lo que encontramos en nuestra sociedad, tan llena de hedonistas que lo quieren todo aquí y ahora. O quizás me estoy equivocando y la verdad es que el trato que se da al enfermo y al anciano es el adecuado. No lo sé muy bien. No veo cosas por ahí, solo hablo por intuiciones. Pero yo soy enfermo. Y seré viejo. Y todos pretendemos llegar a viejos.

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