martes, 11 de enero de 2022

 En la novela "Fortunata y Jacinta", de 854 páginas, de las que llevo leídas 548, un marido enclenque acusa y trata de agredir al amante de su mujer. El amante, sin ningún reparo y con toda la insolencia del poderoso, le agarra del cuello y le tira al suelo, y luego, le pisotea el pecho. Nunca la violencia es instrumento que valga para solucionar las cosas. Al revés, la violencia enfanga el conflicto y lo pone peor. Bueno. Quizás esto se sepa por experiencia de la vida más que por experiencia de lo leído, pero yo me doy cuenta en esa escena de esa novela, lo dispuesta que es la gente a tomarse la justicia por su mano si es esa gente poderosa y narcisista o psicópata, dos adjetivos que definen a aquel que no tiene ni una pizca de empatía hacia los demás y les hace faenas a los demás sin dolerse ni un átomo. Gente que no tiene empatía por los demás abunda cada vez más. Así son educados los niños de ahora y así educan cosas como la televisión, las películas llenas de violencia y las novelas de crímenes. Nos enseñan a ser crueles porque sale barato en este mundo de hoy. Yo eso lo sé por las novelas que leo y lo que vivo a mi alrededor. La pena es que no cambia esa gente con facilidad. Pero ya digo: no todos lloran el mismo día.

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