Miedo da a veces ponerse a escribir por si las líneas no quieren decir nada, atorada la mente con la circunstancia de la mañana. Pero luego digo algo, quizás una frase nemorosa, culta y expresiva y todo lo ha salvado esa frase. Por ejemplo: hoy me he despertado. O ayer paseé. O estoy triste. Una frase como la que voy a escribir quizás merezca la pena a todo el texto creado. Pongamos: el fluir mañanero ata la voluntad frente a la ventana. Y no es muy buena. Podría ser mejor. Las aceras se tiñen de hombres y mujeres que dan color al asfalto triste, cansado y viejo. Y la vida va pasando. Noto cómo la vida va pasando, tontamente, ágilmente, sonoramente, con los ruidillos de la ciudad.
La ventana está cerrada. Ya no entran ruidos.
Pasar la mañana es pasar la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario