viernes, 11 de diciembre de 2020

 Ya dije en el blog anterior que lo que escriba ahora es simplemente para que pase el tiempo. Me he tirado la tarde meditando. Es algo que recomienda Paracelso, un señor bastante discutido pero al que nadie niega que fue un gran médico, un filósofo y un adelantado a su época. Meditar es como tirar del hilo de los pensamientos e ir ligando otro pensamiento final que es el que queda. Creo que este mundo, por lo que he pensado, no tiene mucho remedio. Nos estamos cargando el planeta, somos ya mucha gente y los fenómenos atmosféricos son todos traumas para la Tierra. En la Biblia, cuando Dios se cabreaba con los hombres o les traía guerras o plagas (pandemias). Esta pandemia, explicada en términos bíblicos, es un castigo de Dios. A lo mejor, no hay que pensar en términos bíblicos, pero si a uno le da la gana expresarse en términos bíblicos, ¿por qué no hacerlo?, ¿no estamos en democracia y hay libertad de opinión y de expresión y de pensamiento? Otro dirá: Dios no existe. Pues que lo diga. A mí me da igual. Eso de que Dios no existe es muy fácil de decir pero muy difícil de probar. Bueno. Se me está haciendo la hora de fumar. Un cigarrillo y luego seguiré con otra historia.

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