lunes, 7 de diciembre de 2020

Miro por la ventana: hace frío y viento. Las hojas amarillas de los árboles son zarandeadas por el viento pero las hojas no caen. SE aferran al tallo que las une a las ramas. Así pasa con los seres humanos: nos volvemos amarillos de años pasados y nos aferramos al vínculo con la vida que tenemos, a la red social de los que amamos. La caída la prevemos tarde todavía si estamos bien de salud y nada nos atormenta. Hay gente que acelera la caída de la hoja por los vicios que vive. Hay otros que hasta el más crudo tiempo invernal no caen del árbol de la vida porque son sabios y han administrado bien su tiempo y el amarillo del paso dl tiempo parece incluso que va a su favor.


La vida es un gran árbol lleno de ramas y de hojas todas juntas. Unas nacen con una manchita que se reproduce por toda su superficie y caen pronto. Otras se aferran a la vida porque están sanas y han elegido vivir mucho.

La vida tiene muchas metáforas: río, camino, árbol, etc. Pero lo cierto es que nos vamos de la vida sin saber tantas cosas...

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