viernes, 11 de diciembre de 2020

 Esta pieza de blog solo tiene sentido si pasa el tiempo mientras la escribo (cosa que es irremediable) y fumo menos. "Aunque sepa los caminos/yo nunca llegaré a Córdoba". Son dos versos de Lorca de un poema muy famoso que habla de la fatalidad de la muerte. Lorca tiene muchos poemas sobre la muerte y su trilogía dramática tiene como fondo muy fuerte la muerte. Su "romancero gitano" habla mucho de la muerte también. El "llanto por Sánchez Mejías" es la pura muerte cantada. Bueno. Hay escritores o poetas que hablan mucho de la muerte. Otro ejemplo es Delibes. En "Cinco horas con Mario" es eso: cinco horas con un muerto de cuerpo presente. No hay cosa más desagradable. En Delibes, todas sus novelas acaban con un muerto o varios. Es penoso. Pero es así. Yo no tengo novelas que acaben con un muerto porque prefiero que acaben con la monotonía de la vida rodeando a ese personaje al que he hecho pasar calamidades. Sería muy cruel hacer pasar penalidades a un personaje y encima, en el último capítulo, matarle. Por favor, un digno final para los personajes, por favor. O al menos, la tortura del día a día pero no la muerte.

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