miércoles, 8 de junio de 2022

La vida tiende (según Paco y mi prima Rosa) a que los familiares nos distanciemos. Ya no tenemos tiempo para ver a los padres, a los abuelos ni a los hijos. Por eso las conversaciones entre familiares ya no me gustan, no me ofrecen nada, ocultan más de lo que muestran y por eso no me gustan. La gente ya no es sincera. Yo soy sincero si digo que no me gusta hablar con mis familiares pero ellos son insinceros en cuanto ocultan. El otro día me encontré con un sobrino que dijo "bien" cuando le preguntas que tal estás. Veníamos paseando y yo me había enterado de un accidente de uno del pueblo en pleno casco urbano. Mi sobrino se sorprendió de que yo supiera de ese accidente. ¿Es que solo mi sobrino tiene derecho a saber cosas del pueblo? ¿Es suyo el pueblo donde yo nací? Además, habló de un tal Toño como si le conociera de toda la vida. A mí me dio la impresión de eso: que quieren ocultar información a mala leche. No creo que la relación con mis familiares vaya a mejorar. No dan datos, no se muestran sinceros y así, yo no quiero hablar con ellos. Solo lo necesario.

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