sábado, 18 de junio de 2022

 En la guerra civil hubo miles de poetas anónimos que escribieron sus versos atacando al contrario o arengando a las tropas propias. La Alianza de Intelectuales Antifascistas creó "El mono azul", una revista literaria republicana. Se llamaba así porque los soldados milicianos de la república llevaban puesto un mono de ese color. También se creó en la guerra el "Romancero General de la Guerra de España". La verdad es que todos estos poemas que se crearon son testimoniales de un tiempo agitado, no tienen mucho valor literario. Miguel Hernández con su "Elegía a Ramón Sijé", "Las nanas de la cebolla" o su poema "Para la libertad", cantadas las tres por Serrat, son una maravilla de creación de metáforas e imágenes muy evocadora. A mí la que más me gusta es la primera, cuando dice: "a las desalentadas amapolas daré mi corazón por alimento". Miguel Hernández llevó una vida fuerte y desafortunada al caer prisionero. En sus inicios, era católico pero se hizo comunista. Fue un gran poeta. Se le entendía mejor que a los del 27, que eran un tanto surrealistas.

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