viernes, 9 de marzo de 2018

Las manipulaciones que ejecutan las personas sobre otras van acompañadas de protagonismos. El que manipula, quiere ser el protagonista de algo. Se ve en la política pero también entre la gente común. Hay siempre una rama de la familia que lleva la voz cantante o hay un niño que dirige los juegos de los demás o hay una persona que ojalá no conozcamos nunca que quiere decirte suavemente lo que tienes que hacer y haces, sin querer, lo que esa persona quiere. Los manipuladores son odiosos porque son tan asquerosos como las arañas. Saben siempre a quién tienen que llamar, con quién tienen que hablar de una cosa y a quién tienen que apartar de su camino cuando convenga. Son gente ruin, penosa, que quiere figurar, mandar, exigir, mangonear. Yo he conocido varias personas así. Les gusta mucho la palabra "control", quieren controlar a los demás. Hablan de que las televisiones controlan a la gente. Son gente de las que no se puede decir jamás que tengan un desliz, el más mínimo desliz: ellos son perfectos y te hacen ver que tú necesitas su ayuda, su inestimable ayuda.
Te hacen dependiente de ellos, de sus decisiones, te miran como a un número que suman o restan según conveniencia suya. Te interrogan de manera brusca para saber qué te pasa o qué necesitas supuestamente para luego aplicarte su correspondiente ayuda que no necesitas para nada. Son gente muy ruin a la que casi nadie quiere, viven en soledad porque son muy antipáticos siempre, muy serios, parece que viven pendientes de los demás, que maldita la falta que les hace su ayuda. Si, encima, se tiene la mala suerte de que esos manipuladores son maleducados e incultos, cada vez que pretendan ayudarte, todo fracasará. Es mejor tenerlos lejos y que no se metan en los asuntos de los demás. Es mejor no tratar con ellos aunque ello suponga un esfuerzo extra por parte de uno.
Los conozco bien. No sé cómo funciona en política pero debe ser una cosa así. Dan verdadero asco pero ya Marco Aurelio dijo que hay que saber sufrir nuestros males y no sabe uno nunca cuál es el mal que tenemos que aguantar.

Contra la manipulación no se puede hacer nada a veces; otras, sí


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