miércoles, 21 de marzo de 2018

Después de que haya pasado todo lo que ha pasado, después del llanto de ayer siento algo que les gustaba sentir a los de la generación del 98 (Unamuno como tú ninguno, Baroja tu picha está floja, Valle Inclán por el culo te dan y Azorín cojones en latín) que es la ataraxia. No creo estar equivocado. No pienso en nada, no me preocupa nada, no siento casi nada. Fluyo como un río que otra cosa no tiene que hacer.
Lo he pasado jodido, muy malamente, la paciencia se me ha agotado en algunas ocasiones, he estado más solo que la una frente al peligro y todo ha acabado bien.
A la exida de Vivar ovieron la corneja diestra
A la entrada a Burgos ovieron la siniestra.
Yo he tenido la siniestra volando a mi lado durante un tiempo, pero he aguantado y lo que no te mata, te hace más fuerte.
Pues bueno, echándome un cigarro a la orilla de la tele pasaré la tarde y ya digo, mi alma es como una sábana de seda que se escurre por la piel.

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