jueves, 22 de marzo de 2018

Estoy pensando en cómo se podría hacer una película de un enfermo mental como Dios manda. Sí, de un esquizofrénico o de uno con trastorno bipolar. Habría que verse en esa película lo que son delirios, alucinaciones, episodios violentos, que también los hay, el sufrimiento de una persona que "oye voces" (alucinaciones auditivas, que mi hermano y yo llamamos "auditorio imaginario"), cómo nos creemos Dios los locos o el profeta de Isaías o el Rey de Nicaragua o como nos obsesionamos o cómo cogemos manía a las personas o lo susceptibles que somos a la opinión ajena o cómo nos manejan los demás por el hecho de padecer una enfermedad mental y no ser dueños de nuestra voluntad o cómo ingresamos en un psiquiátrico y cómo son los psiquiátricos o cómo sufrimos, sobre todo cómo sufrimos porque no dormimos o vemos la realidad que va contra nosotros o cómo caemos en depresiones profundas o como nos dan euforias que nos hacen hablar solos o la soledad en que estamos todos los enfermos mentales porque las instituciones no nos hacen caso o cómo nos trata la prensa y el común parecer que es de asesinos peligrosos (a eso contribuyó mucho Hitchcot, ese cabrón) o cómo nos suicidamos o cómo somos tan enrevesados en nuestros pensamientos o la inteligencia que tenemos o lo peligrosos que podemos ser si no se nos trata con adecuación al caso (medicamentos, atención psiquiátrica y psicológica) o cómo nuestra propia familia no nos entiende excepto nuestras madres o cómo, si nos volvemos locos del todo, pasamos las noches en el monte del Pardo contemplando búhos, nos pintamos la cara, salimos a la calle con nuestros delirios y un día nos tiramos al tren como hizo Fernando, que creía que una mosca era Dios y le enseñó la polla a una terapeuta y no hacía más que pintar búhos y búhos y búhos y beber jarabe de la tos porque tiene codeína y ya digo, terminó tirándose al tren.
Y cómo sufrimos y pasamos angustia, eso que nadie pasa porque no lo ha sufrido nunca más que en casos extremos pero que nosotros la sufrimos porque sí, porque nos la trae la enfermedad servida con hiel. Y la ansiedad y la neurosis y todas esas mandangas psicológicas que nos hacen sufrir.

Que quede claro que un enfermo mental no mata a nadie si es tratado como conviene.
Más bien se va matando él mismo psicológicamente porque la mente le funciona mal.

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