jueves, 15 de marzo de 2018

Esta madrugada, mi hermano gemelo se ha levantado a la una, a las tres y a las cuatro, no dejándome dormir. He estado viendo la tele mientras mi hermano comía cereales, se levantaba no sé a qué, volvía a comer cereales, etc. Se ha tomado pastillas para dormir. Ha dormido unas cuatro horas pero yo ninguna. No sé qué pasa si te tiras una noche sin dormir, espero que no pase nada. Ahora son las siete de la mañana y he desayunado y es de día. Canta melodioso el mirlo por los árboles de los jardines. Quiebran los albores para toda España y yo creo que me voy a ir a pasear a Las Rozas.
No hay mal que por bien no venga y así veo la alborada y a lo mejor descubro sensaciones dormidas y perdidas, de cuando yo madrugaba para ir a los institutos.
Por lo demás, no hay más que desaciertos por parte de las personas que hay que tener en cuenta para juzgarlas y ver si hay algo de bueno estar a su lado o no. La gente es muy estúpida y te abandona cuando estás solo. Triste error, porque luego esa soledad se vuelve deseada para el traicionado y ya no quiere saber más de desleales.
Mi hermano sigue dando vuelta por la casa como un zombi y quizás ingrese otra vez como se descuide.

Las malas noches se parecen a las malas leches.

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