miércoles, 21 de marzo de 2018

Hay un chiste que dice: no hace falta torturarle, ya lo ha contado en Facebook. ¿Qué pinta la gente metiendo datos personales en un sitio en el que cualquiera puede acceder a ellos? Es que la gente renuncia a su intimidad, a su libertad, por lo tanto.
A mí, desde que surgió este rollo, me dio muy mala espina, que si twiter y retwiter, que si pongo mis vacaciones en Facebook, etc. De joven ya veía yo  indecente eso de dormir en casa de un amigo o ir a una fiesta en casa ajena donde veías cosas que no deberías haber visto nunca.
Yo no hago responsable a nadie de mis cosas, así me lo han enseñado mis padres desde muy pequeño y menos, invado la intimidad de nadie que no me lo haya permitido antes.
La gente es gilipollas. No saluda en los centros de trabajo, en el autobús o a los vecinos, que es educación y luego se desnuda o hace cosas que les de debería dar vergüenza en Facebook, esa mierda.
Y lo del twiter yo no he visto estupidez más grande. Dicen cosas por twiter que antes se decían por carta con más mesura e inteligencia. Cuando el papel se acabe, habrá más árboles pero habrá también más tontos.

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