domingo, 15 de noviembre de 2020

 Hoy está siendo domingo todo el día. Los domingos no se ve mucha gente por la ciudad porque las tiendas cierran. Yo me suelo dar un paseo. Por la mañana me ha entrado un principio de desolación mientras iba por el diario, el pan y unos huevos para hacer una tortilla. Hay gente que se aplasta como los alacranes a la piedra en las terrazas y beben y ríen y ríen y beben. Yo no dedico mucho tiempo a la bebida ni a la carcajada. Mi vida transita en una discreción sin divertimento.

Mi hermano Paco es de índole reflexiva pero luego se explica fatal. Escribe y escribe sensaciones y problemas. Yo leo las "Meditaciones" de Marco Aurelio: lo que ya está escrito no necesita paráfrasis, si ello está escrito bien y con buen seso. Para mí, Marco Aurelio dijo unas verdades como puños. A ellas me sumo y me atengo. Cristo también dijo sus verdades pero parece, según dicen los curas, que hay que dar a los pobres lo que nos sobra. Después de haberlo ganado. En mi caso se asocia a la imposibilidad de dar clase, una oposición ganada en buena lid y una enfermedad mental. ¿Ha hecho algo esta sociedad por mi enfermedad mental? Nada más que añadir mentiras y calumnias sobre los enfermos mentales. Yo doy a Acnur porque dicen que los refugiados son los pobres de los pobres. Pobres y ricos seguirá habiendo toda la vida. No es mi misión hacer de pobres, ricos. El gobierno es el que debe prohibir que haya tan pocos ricos pero con tanto dinero. Que les pongan un buen impuesto. No lo veo mal. Mi vida podría dar muchas vueltas de la mano del destino y el dinero es un colchón por si el destino nos lleva por malos caminos.

Ya digo que en domingo, aquí, donde vivo, se ve poco movimiento. Había un control policial según iba yo andando. Querían cazar a gente que entraba o salía sin permiso de trabajar o de ver a su madre enferma.

Bueno. Yo solo digo que a las buenas razones hay que hacerlas caso y no a los intereses de Dios que a saber si existe. Hay leyes humanas y leyes divinas y no se han de mezclar, por eso está de más que los curas nos digan que demos lo que tenemos a los pobres. ¿Y a los borrachos, qué les damos?

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