miércoles, 4 de noviembre de 2020

 Está nublado pero no llueve. Eso me fastidia. Tendría que llover un poco durante un rato. Bueno. Hace bastante frío fuera, solo he salido a tomar un café y una palmera de azúcar. Luego, he ido a ver a mis padres que estaban enfrascados en una conversación suya y no me han hecho mucho caso. A la salida de la urbanización, me he encontrado con el conserje de la misma. Ha regañado a unos empleados de la limpieza que, desde un camión al uso, estaban baldeando, regando las aceras. Me ha parecido estúpido esa amonestación a la que el empleado que regaba ha dicho que estaba trabajando y que le dejara trabajar. Además, lo regado afectaba a una tienda que hay al lado de las escaleras del portal de la urbanización, así que no iba con el conserje la cosa.

Luego, he sacado dinero del banco en billetes nuevecitos que se pegaban unos a otros. Me he despedido del conserje que está mal del corazón y me ha dicho que se agota, que no está bien del todo. Yo no me metería con los empleados de la limpieza en ese caso pues a lo mejor alguno de ellos le suelta una fresca o una ostia.

Hoy he escrito solo unos párrafos de la novela. Me da no sé qué el hecho de que el escrito avance, no me convence el derrotero que ha cogido la historia pero continuaré como sea para que el relato adquiera verosimilitud, característica fundamental de toda narración.

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