sábado, 29 de diciembre de 2018

Me tenía que haber escuchado. Me tenía que haber apoyado. Me tenía que haber consolado. Y no lo ha hecho como yo lo hice con él. Ahora le he dejado al frío de la soledad. Que lo sufra. Que se quede helado por un tiempo. A ver qué pasa. Porque no todo es bonito cuando dejas a los demás de lado porque los que se quedaron sin tu apoyo (no me des la vara) ahora ya se han recuperado y han comprendido lo que eres: un inútil que va cada día de allá para acá pensando solo en sí mismo, en sus problemas, que los cuenta cien veces a ver si alguien le escucha. Yo le escuché, le aguanté en su enfermedad y cuando yo he sufrido su misma, su misma enfermedad, me ha dicho que yo tengo la culpa, que yo me creo superior y que yo soy mediocre. Él no identifica en los demás su propio problema. Él solo siente problemas suyos de forma muy honda pero los de los demás los obvia, no quiere complicarse la vida. 
Esta actitud que ha tenido conmigo me ha servido para pensar mejor, mucho más egoísta de lo que yo era, que era poco, pues a todos me daba. Ahora solo voy a perseguir mi interés. Ahora voy a echar por la borda todo lo que no me guste o me cargue para que el barco vaya más ligero. Porque soy yo o nadie. Yo o nadie. Pues me he sentido muy solo en mi enfermedad. Muy solo y nadie me ha ayudado, el que tenía que ayudarme no me ha ayudado. Ahora pasearé por otros parajes, yo solo, yo con mi tarjeta de transportes y mi soledad porque estoy solo ante mí mismo.

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