jueves, 25 de octubre de 2018

Por un consejo que leí en internet para cuando un escritor está en un parón creativo, hoy me he puesto a escribir libremente, al buen tun tun. En unos párrafos cortos he ido creando una especie de historia que ya no tenía solución. El proceso ha durado dos folios y medio. Luego he pensado que en la vida llegamos a una calle sin salida, a una situación vital en que no nos es posible seguir, continuar, mejorar, hacer un conocimiento. Así le ha pasado al personaje que he creado hoy. ¿Dónde vas, bala perdida, dónde vas triste de ti?, como dice la canción. Pero a mi personaje no le pasaba como a Dolores que llegaba a tragar la hiel de la vida y se tiene que meter puta sino que llega a un punto de no retorno o de no avance.
Otra vez me sucedió que yo estaba creando la historia de un personaje un poco raro y ya llevaba unas treinta páginas con sus correrías por la ciudad. Me identifiqué tanto con ese personaje que yo creía que me estaba pasando como a él, pues este personaje llegó a un punto muerto en que ya no le podían pasar más cosas. Pensé que le podría crear una aventura amorosa para que aquello tirara hacia adelante pero me cansé y dejé la historia así. Tan influido estuve yo por lo que inventé de ese personaje que yo me creía también en un marasmo de mi existencia tan malo y tan triste que me llegué a sentir agobiado y deprimido de pensarlo.
Y es que mi vida actual yo la considero también un parón del que una mujer buena que me quisiera quizás podría arrancarme y lanzarme a una buena ventura, como dicen la gitanas. Pero, ¿qué pasaría con mi hermano? Se quedaría solo y la soledad es mala consejera y peor para un enfermo.
A ver si me decido a romper el hielo con la historia del matón y me pongo espontáneamente a escribir mañana la continuación de esa historia que ya se va convirtiendo en maldita e irredenta; casi incapaz me siento de renacerla o recuperarla o acabarla de una maldita vez.
Sea una mujer o una aparición sobrenatural o un hobby, como aconseja tanta gente, me tendría que sacar de este rollo vital en el que me encuentro. Quizás la escritura sea el sucedáneo de la mujer, de la aparición o del hobby pero yo ya querría practicar el hobby que más me gusta y que practicaría con el miembro que me cuelga de la entrepierna.

Si no hay sexo en tu vida, otra cosa habrá acompañada de la paciencia.

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