lunes, 15 de octubre de 2018

Hoy me he levantado a las 8: 30. Después de desayunar, he leído la prensa. "El País" dice que vivimos malos tiempos porque la extrema derecha está triunfando en Europa y en Brasil y en España un poquito (Vox). Bueno. El socialismo quizá ya haya triunfado antes o lo esté haciendo tan mal que le salen los extremos de derecha. A ver en qué para todo eso de la extrema derecha.
Después de leer la prensa, he ido al médico a que me mirara unos tapones en los oídos. Me ha mandado unas gotas y me quitarán los tapones el viernes (eso espero). Luego, he ido a la tienda de los colchones a decirle que el día 25 de septiembre encargué un canapé y aún no me lo han traído a casa. La dueña de la tienda me ha dicho que me llamará este mediodía. Luego, he venido a casa y he seguido leyendo "La forja de un rebelde" pero saltándome párrafos aburridísimos que no contaban más que cosas burocráticas de la censura de prensa del Estado. Es de notar que en noviembre del 36, el gobierno de la República se marchó a Valencia y los tanques de Franco estaban en la cuesta de San Vicente. Si no es por los rusos y por las Brigadas Internacionales, la guerra hubiera durado meses. Este libro se está convirtiendo en un rollo. A ver si se acaba pronto.
La vida va avanzando y vamos pasando días, días de paz, días de frío, pues llegó ayer el frío. Se acabó el verano definitivamente. Se acabaron los días de azul intenso. Ojalá vengan las lluvias que es lo que yo quiero.
Hoy como carne que no nos pudimos acabar el sábado en el restaurante de Brunete. Paco pidió que nos lo guardaran en un táper y me lo voy a comer. El día está tonto como un pato que anduviera por la acera de la ciudad. A ver si termina como Dios manda.

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