jueves, 4 de octubre de 2018

Esto que escribo no tiene más sentido que pase un poco de tiempo hasta que me vaya a Las Rozas, así que da un poco igual de qué escriba. Ya no voy a la asociación de enfermos mentales. Me parece ya un camelo del que participamos los que vamos, haciendo bulto, en beneficio de los que cobran de la asociación, que no sé muy bien quién son. A mí ya no me conviene ir. Ya no saco nada en claro. Ya no me ayuda la gente que hay allí sino que sirven solo para luego discutir de ellos. Hubo un tiempo en que estaba bien, venía gente nueva y tal. Hoy en día es una excusa para perder el tiempo a base de bien.
Me molesta este tiempo. A la sombra te quedas frío y al sol te cueces. Puedes coger un resfriado muy fácilmente. Quiero que se quite ya este manto solar de una vez por todas.
En Las Rozas habrá lo de siempre. Me sentaré en Rodilla a ver pasar gente. Me siguen sudando las manos y no estoy del todo bien, del todo sereno y a gusto.
Si escribo este blog y voy a Las Rozas, parecerá que hago algo, útil o inútil, pero hago algo, y a lo mejor, me puedo dar por satisfecho.
Voy leyendo "La forja de un rebelde". Es lectura que se pega y da gusto leerla. A ver si la acabo y me leo otro libro igual de bueno.
No estoy del todo bien pero si hago algún esfuerzo por pasar el día de modo más o menos productivo, puedo darme por satisfecho.

Cuando estás mal, cualquier esfuerzo te parece mucho.

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