Carmen Posadas escribe en el ABC. Escribe sobre el mito de Sísifo: un hombre que ha de subir una piedra a un monte, esperar a que caiga y volverla a subir. Así continuamente. Es un mito. Se creó para explicar algo hace 2000 años. Se supone que se creó para explicar el absurdo empeño humano de vivir. Pero unos suben una pequeña piedra. Otros la suben en las mejores condiciones. Pero todo el mundo la sube, quiere decir el mito. Toda la humanidad participa del absurdo de toda la humanidad. Y todos acabaremos muertos después de estar por aquí haciendo lo que sea, que es lo que quiere decir la piedra. Algunos luchan por sus hijos; otros luchan por el dinero; otros, por estar guapos; otros por triunfar en algún deporte o una actividad intelectual. Todos luchamos por algo y si nos preguntaran, muchos diríamos que estamos hartos de todo aquello por lo que luchamos sin saber por qué. Y seguimos escribiendo, jugando al fútbol, viendo el fútbol, poniéndonos cremas en la cara, echando más horas que se traducen en dinero. Esa es la piedra que subimos al monte. Y cuando miremos atrás en el tiempo, nos preguntaremos: ¿qué necesidad tenía yo de subir la piedra una y otra vez?
Si nos preguntáramos por qué nos inunda la nostalgia a ciertos ciudadanos de una edad,
¿qué diríamos? El tiempo ha pasado, simplemente. O, nosotros también hemos pasado y la piel es más árida y llena de ásperos surcos.
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