Dice un amigo mío: voy a estar callado una eternidad, así que yo no me callo en vida y todo lo suelto y de todo me quejo. Esta reflexión me hace pensar a mí si en la vida hay que ser discreto o altanero y voceador de todo lo que nos ocurre. Hay personas, sin embargo, que no se sabe nada o casi nada de ellos, viven como en otro círculo que vive la familia o sus amigos. Yo creo que tampoco una opacidad sobre nuestras vidas es buena. La discreción es mostrarnos atentos y decir de nosotros algo, que se sepa un poco lo que hacemos, quizás no tanto lo que sentimos pero sí que se sepa algo. Yo le di muchas vueltas a esta opinión sobre la eternidad que nos espera enmudecidos para siempre y el hecho de hablar o no hablar, incluso de quejarnos porque la vida es corta. Pero también veo que una persona que se queja mucho resulta un tanto odiosa. En fin, no sé a qué carta quedarme. En la duda, se saca alguna conclusión y lo que dicen unos y otros y lo que no dicen, nos guían en este mundo tan raro en que vivimos.
Di que has estado en Tailandia
y te preguntarán o no.
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