domingo, 24 de noviembre de 2024

 No es que hiciera frío. Llovía y paraba, dando el susto, pero nada más, así que decidimos sentarnos en una terraza de otoño y nos pedimos dos cervezas. Mientras bebía de la mía, vi un hombre mayor de pie, hablando con otro tipo, también mayor. Llevaba el primero un abrigo muy clásico, una chalina y una camisa elegante. Y un cigarrillo entre la mano derecha. Me estaba poniendo nervioso pues, según hablaba con el otro tipo, no se llevaba el cigarrillo a los labios sino que dejaba que se consumiera entre los dedos. Y yo pensaba: este señor fuma de coña, ni fuma ni nada. Por más miradas que le echaba, no daba caladas. Hasta que dio una calada profundísima que convirtió el cigarrillo en puro filtro y entró al bar con el otro tipo. Y esto es lo que me ha pasado cuando he ido de paseo con mi hermano.

Mira: un perro que intenta morderse el rabo.

Así hay muchos.

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