martes, 26 de noviembre de 2024

 Hay gente a la que se les da de perilla vivir en la mentira u ocultando cosas, pero este modo de vida tiene un recorrido, no dura eternamente, como ellos quisieran. Los mentirosos tienen que justificarse cuando se les pregunta y adquieren una especie de honor personal para que nadie les pregunte. Pero una vez, alguien les pregunta por la verdad de su mentira y si siguen mintiendo, peor para ellos. Quedarán como el betún delante de gente que les quiere pero no quiere su mentira. Es como una manzana con gusano: se quiere a la manzana pero no al gusano. Y la manzana tiene el gusano demasiado escondido. Van de guais pero no se puede ir de guais todo el rato, llega el momento que hartan sus mentiras y huelen mal y deberían decir la verdad: yo hice esto, yo robé, yo me gasté, etc. Y cuanto más lo oculten, más extraños serán a su familia, a sus amigos, a sus hijos que dirán: mi padre es esto o aquello. Pero no se lo dirá su padre, sino otro y eso es lo malo porque la mentira y la desconfianza se liará más y más. Y, cuando acuda la verdad, nadie te querrá por mentiroso y delincuente.

En general, hay quien oculta sus delitos.

En general, hay quien sabe de esos delitos.

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