domingo, 3 de noviembre de 2024

 Hacía mucho tiempo que no saludaba yo a tanta gente en el pueblo. Y hablaba con tanta gente en mi vida decidida por una ciudad un tanto anónima. En Majadahonda, a la que yo llamo ciudad, cada día, veo personas que no he visto en mi vida. Ha sido grato toparme con personas que llevo viendo toda la vida. Me sorprendió un amigo, que, al verme, se levantó de con su familia y vino a saludarme. Me llenó de alegría ese gesto. No por hacerme importante a mí, sino por ver que los lazos de amistad perduran en el pueblo. Yo creía que en el pueblo ya no había nada de cariño hacia mí pero he visto y comprobado que no, que sigue habiendo gentes que nos quieren a mi hermano, a mi padre y a mí. Se manifestaba esto con un simple apretón de manos o una charla sobre tiempos antiguos o sobre el funcionamiento del pueblo. Ha estado todo muy bien, muy bonito, muy entrañable el que yo haya asistido a un afecto que pensaba perdido.

Había un miedo o una vergüenza o una desafección

que han quedado rotos felizmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario