domingo, 3 de noviembre de 2024

 El año pasado, por los Santos, también fuimos al pueblo. Pero no vimos casi a nadie. Al cementerio acudió bien poca gente y solo cruzamos con ella un adiós. Este año, el pueblo estaba lleno de gente. La iglesia se llenó, había gente por las calles, con los coches, andando, paseando, comprando. Hay personas que no conozco, personas que son extrañas al pueblo, por venir a las casas rurales principalmente. La demás gente, quizás por el buen tiempo o quizás por razones que desconoce todo el mundo, se congregaron en la misa, en el cementerio, por las calles del pueblo. Bien distinto fue el año pasado: solo había en una calle que da a la plaza, un chico que estaba pintando las rejas del balcón de su casa. Y no vimos a nadie más. Toda la mañana y toda la tarde mi hermano y yo en la plaza y no vimos a nadie conocido. Qué cambio de este año al año pasado.

Las costumbres de las gentes son indescifrables.

Un día es de una manera y al otro, de otra manera.

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