martes, 12 de noviembre de 2024

 Un señor tenía pesadillas todas las noches. No sabía cómo quitárselas de encima. Las pesadillas le hacían levantar asustado a las cinco o seis de la madrugada. Luego, tardaba mucho en dormirse otra vez. Tenía este señor un hermano que vivía cerca, en la misma ciudad. Le comentó lo de los malos sueños. El hermano, que había estudiado algo de psicología, quiso hacer una prueba con su hermano: le psicoanalizaría. Por las tardes, llegaron a un acuerdo: el hermano afectado le contaría, mediante la corriente de la conciencia, toda su vida, sus miedos, sus complejos, sus dolores mentales, sus penas como ser humano. El hermano psicoanalista se sentaba en una silla frente a la cama donde su hermano contaba cosas. El hermano iba apuntando. Al cabo de diez sesiones, el hermano psicoanalista tenía un resultado: su hermano temía a la locura, que la locura le atrapase en su vida y no le dejase ser él mismo. Estuvieron analizando lo dicho y apuntado y poco a poco, las pesadillas desaparecieron pues el mismo hermano enfermo fue desvelando la causa de las mismas.

Por encima de la pared caída

había una enfermedad que persistía.

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