Quizás ya mis ojos no vean más el sur, teñido de una luz poderosa. ¿Por qué el sur tiene esa magia transida de emoción? A los que viven allí abajo no les preocupa esa pasión de anuncio de mar y hoteles donde tomar el sol. Torremolinos, Fuengirola, Marbella, ese sur que siempre nos está esperando y luego no vamos. Es el sur, el sur también existe, decían antes. Este año me parece que no ha hecho tanto calor en sitios como Córdoba, lejana y sola, aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Aceitunas en los olivos. Muchísimas aceitunas. Millones de aceitunas, también en las alforjas. Pero yo no voy al sur. Allí me espera la desolación de la soledad. Allí no hay nadie aguardándome. Allí solo sol y playa. ¿Por qué esta mitificación del sur? Por las Alpujarras se perdió el Quijote. Por Torremolinos se perdió un indigente que vendía abalorios. Por Fuengirola yo no sé qué pasa, yo no sé nada de Fuengirola.
Galdós escribió una España de mucha pasión
para que la leamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario