sábado, 16 de noviembre de 2024

 A las 10:10 salía yo de casa para ir al Ahorramas. He comprado chuletillas y cebollas y repollo y pan y huevos ya que mañana voy a hacer una tortilla de patatas. Patatas ya tenía. A lo mejor me falta aceite, así que quizás lo compre mañana en Supercor, donde tienen ofertas (3 litros a 10 pavos el litro). La mañana se recuece de nubes y del sol que arriba, calienta suavemente. La materia humana va andando, dirigida por el cerebro que está dentro del cráneo. Los productos alimenticios descansan en las vitrinas esperando que alguien los coja y los fría, los ase, los coma, en definitiva. El mundo es sota, caballo y rey todos los días. No existen cambios, no vemos mejoría, no alcanzamos la plenitud moral como seres humanos que somos cantados de mil poetas. La cosa no parece ir mejor, sino peor, cada vez más tontos, más obsesionados, más absurdos.

Nuestra conciencia construida a lo largo de generaciones

se rompe hoy día con los aparatitos y la desgana de comer y la locura.

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