A mí, en un instituto, me pasó lo siguiente: estaba yo deprimido en la sala de profesores y estaba a punto de tocar el timbre para subir a las aulas y dar clase. Yo hablaba con un profesor. Entonces, es cuando una profesora se me acercó y me dijo: tú lo que no quieres es subir a dar clase, tú lo que quieres es no dar clases. Yo estaba abatido pero todavía sacaba fuerzas para explicar la lección. No hice caso a esta profesora estúpida. No estaba yo tampoco para rebatir nada. Me levanté del asiento y fui a dar clase. Di la clase y otras clases, deprimido, hecho polvo, pero las di. No volví a ver a esa profesora en toda la mañana. Más tarde, la vi por la ciudad. Le decía hola. Nada más. Y nada menos. La gente no entiende lo que es una depresión y menos, una enfermedad mental. La gente cree que uno está malo porque quiere. La gente debería sufrir los estados de ánimo que yo he sufrido para darse cuenta de muchas cosas, pero no va a ser así. Ya viene la navidad. Sé feliz. Estate contento. Canta una cosa de esas que llaman jingle y vive la vida que es pasajera.
Convocaron a mi yo en el mundo para que explicara
qué pensaba de la vida. Dije: la vida es una mierda. Y alguno me creyó.
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