La noche absorbe muchos de nuestros planes para el día siguiente pero una vez que despertamos, esos planes se reducen casi a cero. Porque la noche es para descansar, no para elucubrar con el mañana. A mí me pasa a veces. En la cama, antes de dormirme pienso y digo: mañana haré esto y aquello y lo voy visualizando y lo hago en mi imaginación. Yo creo que a todos nos ha pasado el hacer de la noche un trampolín para el día siguiente, trampolín que, cuando nos despertamos ya no está ahí y lo que hay es una pereza y desmotivación enorme para hacer eso que parecía idílico en nuestra imaginación apoyados en la almohada. Soñar despierto es una gran traición a nuestra psique, pues nada se va a cumplir como lo trazamos por la noche. La noche es para dormir. Siempre ha sido así.
Hacer demasiadas cábalas sobre un asunto
no trae más que insomnio y agitación vana.
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