Ayer vi en el autobús a una chica que se pintaba los ojos. Era muy guapa. Luego vi cómo se quitaba un par de zapatillas azules y se ponía unas zapatillas blancas que sacó de una bolsa. Antes, en la parada del autobús, vi un chico joven leyendo poemas que tenía una camiseta que en el lado posterior, el de la espalda, se veía dibujado un vampiro de color rojo que mordía a una joven pudorosa. A mi izquierda, también en la parada, oí a un chico que decía: you can impress, quería decir can´t pero no pronunciaba la "t". Y así me monté en el autobús y fui viendo un chico con un corte de pelo realmente raro, rapado un lateral con rayitas que mostraban la piel del cráneo y vi una mujer muy gorda que iba con una maletita de madera, de esas antiguas que llevaban pinceles y pinturas. El mundo es un universo de color y de vida que no alcanzamos a comprender en una vida que estamos en él, tendríamos que vivir tres vidas para hacernos una idea de lo que habita en él. Y de su importancia fuera ya de creencias o fidelidades a ideas que lo tergiversan todo.
Sonaban canciones, sonaban en las canciones diversos dolores,
sonaba el eco de la tierra madre, sonaba la luz y sonaba la gente.
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