viernes, 22 de noviembre de 2024

 Hace mucho que no hablo de literatura. Voy a hablar de los místicos españoles del siglo XVII. Son dos los principales; a saber, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila. Esta última escribió mucha prosa, prosa muy sencilla y popular. También escribió poesía. San Juan de la Cruz escribió tres libros de poesía donde cuenta su encuentro místico con Dios. A mí me gusta eso de "nada te turbe", de la abulense y me gustan algunos versos del santo pero en su conjunto no me dice nada. Sé, por lo que he leído, que ambos fueron iluminación e inspiración para poetas y escritores de todos los tiempos y nacionalidades. Vivir la vida para encontrarse con Dios debe tener mucha fuerza y eso se transmite. Es una poesía enérgica y dulce a la vez, es un deseo fuerte de sentir a Dios. Místicos de otras nacionalidades también recogen en su literatura este deseo de tener contacto con Dios pero yo, cuando los leo, no consigo sentir esa fuerza. Mejor me ha ido con Fray Luis de León, profesor de Salamanca, que dice cosas no místicas pero se le acercan, como cuando oye a Salinas tocar el órgano. En fin, ya he hablado un poco de literatura.

Una rápida caricia siento en el corazón

al acordarme de ese dulce corazoncito a mi lado y ese niño que decía, con vergüenza, el nombre del pintor Kandinsky.

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