viernes, 29 de noviembre de 2024

 En el camino a veces se cruzan seres que le dan luz y alegría y paras un poco como en una fonda y comes y bebes con buena compaña para, al otro día, seguir con lo tuyo como si no hubiera pasado nada. Y ese recuerdo prosigue en tu mente como el reflejo del agua del río al lado del cual pasa la senda que sigues como una rutina. Es como  una caricia, es como un beso fugaz, son palabras que se cruzan que no se han cruzado nunca hablando de cosas nuevas, de amores nuevos, de la derrota de vivir, de lo que ha pasado a estos seres estos días, de lo que ya no te acordabas. Y ensayas risas que quizás no sean muy graciosas y te interesas por ellos, los seres que alumbran el camino, y vives un poco más intensamente la vida rodeado de sus ojos que te miran, de sus bocas que se mueven con  gracia, de sus brazos que se estiran. Y conoces ya a personas nuevas que nacieron en el verano pasado.

El agua de mármol blanco y verde surge como un río.

El río corre, da vueltas, lleva hojas y seres flotando.

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