lunes, 4 de julio de 2022

 La luna salió bastante pronto para anunciar el desastre. Y el desastre era ese grupo de individuos que no se entendía. E incluso se odiaba con odios viejos. Así que llegó la semana siguiente a la salida de la luna y nada era lo de antes.

Un dolor muy punzante se había metido en el corazón de uno de esos individuos y no le dejaba dormir y encima salió la luna otra vez para que aprendiera a distinguir lo bueno de lo malo, a los traidores de los leales y no engañarse con esta vida tan perra.

Y así, iba llegando a viejo antes de lo normal. Un individuo de esos que no se entendían venía a casa a mirar por los rincones, a preguntar pero en realidad no le interesaba nada de lo que había en la casa y todo lo que preguntaba era para cumplir con un código estúpido fabricado poco a poco por esos individuos que no se entendían.

Llegaron las lluvias de septiembre y el dios habló por todos: sois imbéciles.

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