lunes, 25 de julio de 2022

 He leído un poco "Cien años de soledad". Todo está bien contado, pero es una guerra la que se cuenta, con sus batallas y sus rendiciones. También hay personajes prodigiosos que matan a sus enamorados del mismo amor y otros que ascienden a los cielos. Si tuvo tanto éxito esta novela en los años 60 sería por algo. En Barcelona tuvo lugar eso que los estudiosos de literatura llamaron boom: Llosa, Onetti, Benedetti, Bryce Echenique, Cabrera Infante y muchos más vendieron bien sus obras al lado de Carlos Barral que dirigía Seix Barral (una editorial). Carlos Barral también fue poeta burgués al que no le importaba la inteligibilidad de sus poemas. También fue burgués Gil de Biedma y Dionisio Ridruejo y quizás también Labordeta y Crémer. Los del pueblo cantaban a la cigüeña, a un niño recién nacido y a la virgen que fuera patrona de tal pueblo. Pero no les publicaban sus poesías. Se leían en voz alta en las fiestas.

La vida es un poco así. Los de Fuenlabrada quizás estén desasistidos de la fama y en un restaurante del centro de Madrid hay un poeta al que le han hecho una entrevista en el periódico y luego llegarán los premios, los comentaristas de su poesía y la fama.


Hasta el corazón tiene sus fronteras.

No sé si este refrán alude al amor o al aguante que tiene un ser humano. A mí me suena a una vez que acumulé tanto estrés que el corazón se me puso en la boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario