jueves, 11 de noviembre de 2021

 No me centro en mis escritos y en casi nada de la casa porque lo de mis padres me pone nervioso. Que oiga yo cosas de que mi madre se ha puesto a insultar y dar voces me pone mal. Estar un fin de semana con ellos la aguanto, pero me distrae de lo que yo solía hacer, que era escribir y leer. Me estoy leyendo "Utopía" de Tomás Moro, hombre que fue ejecutado por Enrique VIII. He empezado a leerlo y me doy cuenta de que en aquellas épocas, la gente vivía para y por las guerras innumerables que había en los países. A los ladrones simplemente se les colgaba en la plaza pública de veinte en veinte. Los enfermos y los viejos no tenían amparo alguno. En fin, nos quejamos de que vivimos mal, pero si miramos 300 años atrás nos deberíamos dar con un canto en los dientes. Mi primo Perico es un hombre al que la calma le recorre el cuerpo como un traje del Corte Inglés, con mucha elegancia. Esa calma inusual  en las gentes le vendrá como anillo al dedo para superar su enfermedad. Mi sobrino Carlos estará viendo los avances que hace su hijo y se sorprenderá aún más cuando el niño se ponga a hablar y diga cosas inimaginables para un adulto. La vida nos trae sorpresas como una curación, como un niño que empieza a hablar o un aparato que lanzan a Urano.

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