sábado, 27 de noviembre de 2021

 La mirada horizontal sobre el mundo es perruna o de cerdo, pues estos animales no miran nunca hacia arriba y, según la filosofía hindú, es en lo que se convierten estos humanos cuando mueren, ya que han dedicado muy poco tiempo a su alma o simplemente, no tienen alma, no mueren bien. La mirada vertical del mundo hace que se crea en un ser superior, llamémosle Dios, que nos ha creado a todos iguales. De ahí, de esa mirada vertical, nace el respeto a las demás personas, incluso a las de mirada horizontal. A estas personas que no alzan la mirada les es difícil abandonar este mundo porque es lo único que conocen: lo material, las cosas, el vil metal, los placeres y los vicios. Los de mirada vertical ven algo más allá de este mundo, son espirituales, reconocen que son poca cosa y respetan a los demás como obra de Dios que son ellos mismos. Y no hacen nada en contra de las demás personas porque las creen divinas y no se meten a hacer daño a otras personas porque lo creerían una ofensa a Dios, a ellos mismos y a las demás personas. Los de pensamiento o sentimiento vertical aspiran, al morir, a otra vida que no es esta perruna, puerca o material, el mundo de las cosas. Aspiran a que su alma permanezca, por eso son respetuosos, perdonan ofensas y se muestran buenos con los demás. 

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