lunes, 20 de abril de 2020

Hoy hace un día desapacible. Hace viento y frío y está nublado. Hemos tenido una conversación Paco y yo sobre las pastillas que nos tomamos. Paco se baja y se sube la medicación a conveniencia: para dormir mejor, se toma una dosis excesiva. Para estar más despierto por el día, a veces se la baja. Yo le digo que sea claro con la psiquiatra y que ella le ponga una medicación fija para siempre. Bien es verdad que no todo es culpa de mi hermano porque una vez que fue a Salud Mental, la psiquiatra le dijo que no lo volviera a hacer y que se tomara una pastilla que se llama "sinogan" si no dormía. Yo veo en esto una irresponsabilidad de la psiquiatra. Paco juega mucho a aprendiz de brujo como cuando tiene en invierno una tos del demonio y lo que se le ocurre es hacer un mejunge de ajos, cebollas y vinagre que huele fatal. Mi hermano es hipocondriaco y tiene unos líos con las pastillas que luego se lo va contando a todo el mundo. No es para vanagloriarme pero yo siempre he tomado la dosis indicada por el psiquiatra y si tuviera algún problema de nervios o no poder dormir, recurría a las pastillas llamadas de rescate, para las ocasiones en que uno está peor y no duerme o está tenso o ansioso. Mi hermano se automedica en gran o pequeña medida y lo que le espera haciendo esto es el psiquiátrico otra vez porque estas pastillas son muy peligrosas: tienen un montón de contraindicaciones y rollos malos en la mente.

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