domingo, 12 de abril de 2020

Ayer por la tarde estuve pensando a raíz de oír a un menda por youtube. Empecé a dar vueltas al asunto de los 15.000 muertos. Me pareció excesivo. Y luego, claro, pensé qué clase dirigente nos gobierna y me puse peor. Luego hice una llamada telefónica absurda y el resultado de la conversación (diálogo de besugos o de poca amistad entre la persona que yo llamaba y yo mismo), me puso peor. Luego, por la noche, empecé a hacer cálculos personales en la esfera de la familia en los que yo salía mal parado. La verdad es que todo lo que ronda la esfera de mis sobrinos (la llamada tenía esa categoría) últimamente me sale mal así que procuraré no tener contacto con ellos de ninguna manera. No me entiendo con ellos por edad o porque caigo mal o por lo que sea así que los obviaré. Parezco el malo de la película siempre.
Y hoy me he levantado mejor. He ido a por el periódico El Mundo y el pan y no he vuelto a pensar en sobrinos.
Los sobrinos, andando el tiempo, es casi como si no los tuvieras y si alguna vez se meten en tu vida es casi siempre para mal porque ni saben lo que hacen ni te tienen el respeto ni el cariño debidos. Van a su bola sin tener en cuenta a sus tíos. Mis sobrinos son ya muy mayores y no me necesitan para nada. Pasan de mí. Yo paso de ellos.

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