jueves, 2 de abril de 2020

Día 19 de confinamiento por coronavirus. Ya estamos en abril, mes típico de la primavera, que supongo traerá algún aguacero y brillará el sol para los vivos aunque lo recibamos en casa metidos.
La vida sigue, se abre paso en las horas diminutas, encogidas entre cuatro paredes.
Hoy me he despertado tarde y he pisado la calle para comprar pan para mí y para mis padres.
Está prevista una tortilla de patata para comer.
La gente ya no sabe qué decir. Los periodistas ya han sobado tanto la realidad que la realidad suena fea, manoseada, triste.
Yo llamo a un amigo que trabaja en un centro de discapacitados y es feliz. Trabaja por la mañana y luego vuelve a su casa a descansar. Me dice que tiene miedo de que las fuerzas de seguridad tomen las calles. Yo no creo eso. Le digo que son paranoias suyas.
Ayer vi "La amiga estupenda" que tenía la acción en la playa, en verano. Me gusta más el barrio de esas dos amigas: un barrio bullicioso y con problemas.
Hoy, otro día de andar mirando internet, mirar los libros, quizás escribir mi novela, echarme una siesta, etc. etc.

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