viernes, 2 de noviembre de 2018

El feminismo es de izquierdas. El pacifismo, de izquierdas, claro. ¿Quién defiende a un homosexual? Uno de izquierdas, claro. Y así, suma y sigue. El de derechas solo piensa en producir, ganar mucho dinero y explotar al obrero. Los de derechas no piensan nunca en los demás. Solo piensan altruistamente los de izquierdas. Los de izquierdas están preparando desde siempre la salvación de la Humanidad de las guerras, que ellos, claro, nunca provocan, del hambre, de la explotación, de los salarios bajos, de la marginación de las mujeres y de los homosexuales, de los que están en las cárceles, etc, etc. Entonces, al de derechas, ¿qué le queda? Pues al revés; o sea: provocar guerras y todo eso por lo que luchan erradicar las izquierdas. A los de derechas, las izquierdas les niegan el derecho a pensar siquiera, a agitar cualquier bandera, pues los de derechas no tienen derecho ni a salir a la calle a pedir nada. No tienen derecho los de derechas o a quien le apetezca, a sacar la bandera de su patria al balcón. Eso es muy feo para la izquierda, eso es "política de balcón".  Pero la izquierda ocupa la calle, sale por el Prestige o lo que sea. La calle es suya.  Y eso no es "política de calle", eso es luchar por derechos (que se ganan cada día no solo en la calle y más que en la calle). Entonces, ¿a qué se dedica la izquierda? A negar la opinión y el pensamiento de derechas, a excluir, a apoderarse de todos los ismos de ahora para que todo el mundo se apunte al izquierdismo, que los engloba todos. La izquierda no coopera nunca, siempre está en lucha y siempre excluyendo. Además, niega el alma de las personas, como lo negaba el existencialismo de Sartre, y dice que el mundo se mueve por un plato de lentejas y que en el mundo está el paraíso que buscamos. No se puede pensar en el más allá si eres de izquierdas. Si las izquierdas fueran mínimamente coherentes y honradas sí lucharían por los pobres y excluidos de la sociedad pero no lo hacen. Se llenan los bolsillos de dinero público, crean derroche y paro y ruina para un país, le quitan a todo el mundo su derecho a la propiedad (Cuba, Venezuela) y luego se van a un cargo a vivir como Dios después de que dejan familias pasando hambre. Eso son las izquierdas que cuentan un cuento muy bonito antes de llegar al poder y una vez en el poder, el dinero público no es de nadie. Los de derechas o liberales somos más coherentes: respetamos la propiedad privada, la libertad y la vida, como lo expuso la Constitución de Cádiz hace mucho tiempo.
Pero vino gente como Marx y todos se creyeron el cuento de María Sarmiento. Menos mal que vivimos en un mundo global que supera a las izquierdas (y también a las derechas) pero los de izquierdas no se dan cuenta de que todo el mundo tiene derecho a pensar lo que le salga de los huevos y no alinearse en ningún movimiento.
Solo un ejemplo: un familiar muy cercano, de izquierdas, nunca, nunca, nunca ha dejado expresarse a nadie de la familia y ha pegado unas voces de loco para defender su teoría izquierdista. Si la izquierda no fabrica más que dementes y fanáticos, ¿para qué queremos la izquierda? 
Mi experiencia, aunque sea pobre, a lo mejor, vale: gente que me he encontrado de izquierdas, son excluyentes, no dejan hablar y dan pena.

Si eres de izquierdas, no des voces y haz la revolución si tienes tiempo y ganas pero no jodas la marrana intentando convencer ¿de qué?

Bueno. En sitios como Cuba sí consiguen una cierta igualdad: todos pasan hambre. Y lo digo con toda la pena del mundo pues los cubanos no tienen la culpa de haber caído bajo la revolución y los políticos asquerosos de esa revolución. Yo creo que los cubanos son majos y educados pero no por causa del régimen sino porque lo son y punto. Otra cosa ha sido el cuento de Fidel y el horror que ha causado. Es un ejemplo de izquierdismo y los que defienden ese régimen están gilipollas y lo que deberían hacer es irse a vivir allí y dar ejemplo, no comer filetes entre semana.

Si eres de izquierdas, no comas tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario