martes, 13 de noviembre de 2018

Ahora todo es demasiado moderno para mí, como la cuestión esa de que el sexo es algo con lo que se debe y se puede jugar: ahora me hago trans, si soy chica me hago chico y luego me hago "homo" y salgo del armario. Vaya lío. Yo sé que el ser humano es cultura, pero también está marcado por su naturaleza. No deberíamos jugar tanto con cosas que se llaman ahora transfobia, por ejemplo, porque yo creo que no se puede ser tránsfobo ya que esa actitud no existiría, sino que es un problema personal a resolver por la propia persona. El que quiera cambio de sexo, que cambie, pero que no se inventen cosas raras para acusar a la iglesia u otros movimientos ya sean políticos o sociales. Ahora, con cualquier excusa, se le acusa a uno de ir en contra de los gays, cuando a la mayoría de la gente, los gays les da igual. Lo que pasa es que es un colectivo en auge y cree que todos están en contra de él. Quiere hacerse oír. Es como lo de la educación sexual en las escuelas. Otro rollo. Y otro rollo de corte izquierdista es estar todo el día hablando de abusos a las mujeres y de la brecha salarial y de qué pobrecitas son las mujeres. Cuando, en la realidad, los hombres y las mujeres se relacionan con la normalidad de todos los días. Lo sacan todo del tiesto con intenciones aviesas. Y es que la izquierda lidera ahora movimientos que no son ya obreros sino que se sacan de la manga muchas veces. Y por eso falla la izquierda. Porque no se la cree nadie. Y menos, un gobierno que improvise.

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