domingo, 15 de febrero de 2015

Ponía el cartel:
"Se ha perdido un conejo con las orejas gachas. De la raza camiseu." Y más abajo: "daremos las gracias a quien nos diga algo de él". No decían nada de recompensa. Yo estaba esperando el autobús y me entretuve leyendo la noticia. También había un foto del conejo: blanquinegro, muy bonito aunque a mí los animales me dicen poco después de una novia que tuve más burra...
En fin, llegó el autobús y fui al cine. Como vivo solo, me lo tengo que montar de solitario. No soy un gran entendido en el cine, como no lo soy en mujeres ni en conejos pero voy al cine y se me pasan dos horas. Dos horas de mi tiempo son muy importantes. Marcan el paso de la media tarde a la hora de cenar. Luego del cine, ceno por ahí y se me pasa otra hora. Luego, me meto en el Vips, que tiene librería y miro los libros. Se me pasa otra hora larga. No entiendo de cine ni de mujeres ni de conejos pero sí de libros. Y de ahí mi gran ventaja de solitario: los libros. Puedo pasarme horas leyendo los comienzos de los libros. Conozco unos mil comienzos de libros y sus títulos correspondientes, todos leídos en le Vips. A veces, espero a que cierren el Vips y me voy con Silvia, la dependienta, a tomar una copa, aunque no entienda de mujeres. Por cierto, hay algún comienzo de libro que empieza así, esperando un chico a una chica.

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