viernes, 4 de octubre de 2024

 El otro día, al intentar seguir con un relato de unos cinco folios, me encontré con la frustración. Con la frustración de repetirme y no saber cómo ha de continuarse una historia. A lo mejor me convenía ir a esos cursos de escritura que dan la calle San Bernardo de Madrid. Pero no lo haré. Es cuestión de superar una carencia de imaginación por mi parte. Y para eso no necesito a nadie que me diga cómo escribir una historia. Ya he escrito varias. Se dirá que mis historias no son al uso, al uso de historias que se venden en librerías a 20 pavos cada una. Pero son valiosas mis historias: reflejan un mundo muy personal mío. Aunque, si me pongo a pensar, qué mundo personal tengo yo. Pues eso, el mío. Mi vida no es espectacular, ese adjetivo usado cuando se viene de vacaciones del Vietnam (parece que ya no es Tailandia donde hay que ir), pero sí interesante. Yo, cuando me junto con personas, casi siempre tengo tema de conversación, siempre hablo de algo, siempre me explayo.

En España no hubo calefacción por mucho tiempo.

Este hecho es digno de recordarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario