Estoy descentrado. Escribo mal. No son mis párrafos algo con unión de poesía. Pero seguiré escribiendo a ver si cojo el tino de las palabras bien dichas. Dice el poeta: la luz que desnuda el sol... y no sé si tiene mucho sentido. Suena bien, eso sí. Luz, sol, desnudez de la realidad, plenitud del mediodía que el astro rey trae como un presente al día, etc., etc. Sin embargo, yo invento aceras tendidas y esclavas perennes, dulces ojos que veo en ellas, en las aceras que tanto traen a mi corazón de paseante. Yo no veo todo en el sol que triunfa. Yo lo veo por las ilusorias tardes en que no hay amigos en el camino de los cotidianos pasos. La gente es así: vestidita, anónima, dulce al mirar y al olvidar también. Y no escribo más que para rellenar esta línea y dejar de decir las palabras, las dulces palabras pecadoras de omisión.
Dejadme mirar este mundo que es mío un poco
y así, me dormiré en él a mediodía, cuando la sed rompe el deseo.
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