Es amarga la vida a veces pero no para despreciarla a tope. Solo hay que despreciarla un poquito hasta que nos dé eso que queremos, si sabemos lo que queremos. La gente confunde sus deseos con la lógica del dinero, con la lógica de otros que también quieren vivir. No solo estamos nosotros en el mundo: o sea, que para vivir la vida bien debemos ser generosos con los otros. Todos, no solo yo, tienen derecho a ser felices en la vida y nosotros no debemos impedirlo, sino ayudar a que suceda. Y ellos, esos que no soy yo, me devolverán el gesto procurando que yo también sea feliz. Comienza la vida feliz cuando se piensa en los otros y no cuando solo pienso en mí. Si solo piensas en ti y en tus intereses, no serás feliz. La felicidad es comunal y compartida. Uno solo no fabrica felicidad. La felicidad de uno solo linda con el egoísmo (verdadero Satán).
El silencio de la almohada es muy bueno.
Nos va hablando tácitamente, nos asesora sin hablar.
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