En el ordenador aparecen imágenes de paisajes imponentes. En la calle, hay figuras que dan la impresión de estar cansadas de vivir, por lo tardío y torcido que andan. O cabizbajos. O pensando en las musarañas o en un problema que al final, resulta insoluble. Así va el mundo: lleno de cosas bonitas pero virtuales y lleno de cosas tristes pero reales. La realidad es toparse con la desilusión cada dos por tres, no llegar a lo inalcanzable. A lo mejor me ha tocado la lotería. Si no fuera por cosas como la lotería, andaríamos casi sin mirada en el futuro, sin aliciente para vivir, sin hueso que roer. El mundo es un desear constante que nos hace infelices. No desees, calma la mente, allana el pensamiento y trata de vivir con lo que tienes: es lo que dijo Buda y Cristo. Y además, Cristo dijo que ayudaras al prójimo y quisieras a tu enemigo. Ya es rizar el rizo pero es así. No sé si es racional querer al enemigo pero por razones religiosas, el perdón debería estar en nuestro diccionario a todas horas.
El contacto frío de los objetos y de la carne y de la sangre
sale a la calle, sale a la compra y se desliza en unos labios también fríos.
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